La elección de qué carrera estudiar y, por lo tanto, de la posible ocupación o empleo a desempeñar en el mercado laboral, es una decisión compleja, la cual depende de muchos factores. Además, tomamos esa decisión bajo incertidumbre, con varios años de anticipación a sus efectos en los ingresos que recibiremos por dicha actividad. Por ejemplo, estudiar medicina tendrá consecuencias en nuestro salario hasta seis o más años después, al ingresar al mercado laboral como médico, siendo subordinado o remunerado (en un hospital) u ocupado por cuenta propia (en su consultorio particular). En otros casos, las restricciones presupuestales de las familias tal vez no permitan elegir una carrera profesional. Por ejemplo, para quienes tienen escolaridad con estudios máximos de media superior, la decisión de la ocupación a elegir dependerá del ingreso que se les ofrece, de las condiciones laborales en cuanto a horario, localización, prestaciones, tareas a realizar, etc.
Por otra parte, continuamente van apareciendo ocupaciones en el mercado laboral; muchas de ellas rompiendo con los paradigmas de nivel de estudios requerido, edad, o tipo de contratación. Ejemplos recientes son desarrolladores de inteligencia artificial, enfermeras especialistas en coronavirus o, incluso, youtubers. Otros, no tan recientes, pero que han cobrado relevancia mediática y política en nuestro país en los últimos diez años, son las personas que generan ingresos vía las plataformas digitales y, en particular, las personas repartidoras.
Desde la óptica del diseño de política pública es relevante saber cuáles son estas nuevas ocupaciones, quiénes las desempeñan y dónde se encuentran, para conocer sus características y necesidades. En el caso de las personas repartidoras, se ha generado mucho debate en México y en el mundo. Varios de los argumentos se basan en percepciones o en casos anecdóticos que no reflejan la realidad generalizada de lo que está ocurriendo. Por ello, desde el Laboratorio Nacional de Políticas Públicas del CIDE nos dimos a la tarea de analizar las características de las personas repartidoras en México. Este post (segundo de tres) está enfocado en este componente 2. En el post anterior se reportaron los hallazgos referentes a las horas que las personas repartidoras destinan y los ingresos que generan por esta actividad 3.
Al cierre del cuarto trimestre de 2021 se tenían 317,263 personas repartidoras en todo el país. Las cinco entidades federativas con más personas repartidoras son Estado de México (42,968), Ciudad de México (36,027), Jalisco (32,326), Yucatán (19,680) y Oaxaca (18,671). Estas cinco entidades contabilizan 47% del total. En el otro extremo, los estados con menor cantidad son Baja California Sur (337), Aguascalientes (1,769), Tlaxcala (1,815), Zacatecas (2,174) e Hidalgo (2,317); sumando poco menos de 3% entre ellas.
Si nos concentramos en la proporción que representan con respecto al total de la población ocupada para cada entidad federativa, tenemos que las cinco entidades para las cuales esta ocupación es más relevante son Yucatán (1.69%), Tabasco (1.59%), Campeche (1.25%), Colima (1.15%) y Oaxaca (1.02%). Es decir, solo para Yucatán y Oaxaca se tiene que tanto la proporción y el total en esa ocupación son relativamente importantes. Resalta que, para las tres entidades con más personas repartidoras (Estado de México, Ciudad de México y Jalisco), esta actividad representa un porcentaje relativamente importante de su población ocupada, en promedio, casi 1% de sus ocupados. Ahora bien, si el total de personas repartidoras lo comparamos con respecto a la población de ocupados por cuenta propia, los más importantes son Colima (7.10%), Tabasco (7.07%), Yucatán (6.96%), Campeche (5.01%) y Jalisco (4.38%). En este caso, sólo Yucatán y Jalisco aparecen tanto en total como en porcentaje de los ocupados por cuenta propia.
Por lo tanto, la ocupación de persona repartidora, en proporción a la población ocupada al interior de cada entidad federativa es muy importante para Yucatán, Tabasco, Campeche, Colima y Oaxaca; aunque en términos absolutos se tengan más personas ocupadas en el Estado de México, Ciudad de México y Jalisco. Este hallazgo refleja las características de las economías locales: entre más grandes y diversificadas, una ocupación en particular tiene menor participación relativa en el total de ocupados.
Con respecto a la edad, tenemos que las personas repartidoras son mayoritariamente jóvenes, comparados con la edad de los ocupados por cuenta propia y con los subordinados y remunerados. El 37% de las personas repartidoras tiene menos de 24 años; mientras que solo 6% de los ocupados por cuenta propia y 19% de los subordinados y remunerados se encuentran en este grupo de edad. Por otra parte, sólo 1.2% de las personas repartidoras tienen más de 65 años; mientras que 12% de los ocupados por cuenta propia están en esta categoría. Si nos concentramos en los menores a 44 años, tenemos que 82% de las personas repartidoras están en esta categoría. Finalmente, el promedio de edad de las personas repartidoras se ha mantenido constante, en una banda entre 28 y 32 años desde el primer trimestre de 2005, a diferencia de la edad promedio del resto de los ocupados, la cual ha crecido en este lapso.
Por lo tanto, la ocupación de persona repartidora es elegida principalmente por personas jóvenes que son parte de la población ocupada en nuestro país.
Finalmente, con respecto al nivel de instrucción, tenemos que, para el caso de primaria incompleta 4% de personas repartidoras, 6% de subordinados y remunerados; y 17% de ocupados por cuenta propia tiene este nivel de escolaridad. Además, 13% de las personas repartidoras, 13% de los subordinados y remunerados, y 21% de los trabajadores por cuenta propia cuentan con primaria completa. Finalmente, en el otro extremo de la distribución, los porcentajes son similares; por un lado, 47% de las personas repartidoras tiene secundaria completa, 32% de los ocupados por cuenta propia están en esta categoría, así como 33% de los subordinados y remunerados; y, por el otro, 37% de las personas repartidoras, 31% de ocupados por cuenta propia y 48% de subordinados y remunerados, tiene educación media superior o más.
Por lo tanto, las personas repartidoras se caracterizan por que la gran mayoría de ellos tiene nivel de instrucción alto, comparables al resto de la población ocupada, con muy pocos de ellos con menos de primaria completa.
En conclusión, la mayoría de las personas repartidoras son jóvenes (menos de 24 años) con niveles de educación altos, concentrados (casi 50%) en cinco entidades federativas.
Saber cuántas personas repartidoras hay en México, dónde están y cuáles son sus características es fundamental para el diseño de política pública en materia de ocupación y empleo, acceso a servicios médicos y a esquemas de seguridad social, sin inhibir los incentivos a la innovación tecnológica que generan mayor valor agregado en la economía. En la próxima entrega, analizamos el acceso a servicios de salud y de seguridad social para las personas repartidoras.
1 Carreón y Guajardo son investigadores del Laboratorio Nacional de Políticas Públicas del Centro de Investigación y Docencia Económica, A.C. Coronado es Coordinador Técnico de Gabinete de la Secretaría de Igualdad e Inclusión del Gobierno del Estado de Nuevo León.
2 El estudio completo se encuentra en https://www.lnpp.mx/publicacion/48
3 LNPP (2022) Las personas repartidoras y la no precarización de su ocupación Víctor G. Carreón Rodríguez, Mauricio F. Coronado García, Miguel A. Guajardo Mendoza Entrada de Blog. Disponible en https://www.lnpp.mx/blog/33